Cuando nos planteamos la mejor manera de aportar a la reconstrucción después del terremoto de abril de 2016, teníamos claro que no debíamos construir por construir y que el mejor apoyo es la transferencia de conocimiento. Cuando Pacari nos propone colaborar, nuestra posición fue afirmativa, siempre y cuando se generen procesos de diagnóstico y entendimiento con los pobladores y no asistencialismo. Reconstruir la casa de Meche, una compañera cacaotera, es el medio para desarrollar un Taller de Buenas Prácticas Constructivas Locales junto a compañeros del sector y avalado como un curso de extensión de la FADA - PUCE.
A partir de las inquietudes de los talleristas sobre los problemas que surgieron en sus viviendas en el terremoto, se acordó trabajar en: cimientos y anclajes seguros, contención de tierra, ubicación de baños y cocina y el manejo de aguas. Los materiales disponibles son caña guadua, arcilla, arena, piedra, coco y madera. Fundamental en el diseño, construcción y taller, fue aportar a romper el ciclo de pobreza incorporando trabajo/peluquería, dentro de la vivienda, y utilizar materiales locales.
Uno de los descubrimientos más importantes en el terreno de Meche fue la tierra, que por ser arcillosa requiere menos cemento y por lo tanto reduce el costo del piso. Olmedito (cacaotero y tallerista) contaba que siempre han pasado las cañas desde su finca por la ría a Pedro Carbo, pero que no sabían que dejando las cañas sumergidas en el agua salada por unos días curaban la caña, fue así como se trataron las cañas para la casa.
"Yo si he construido con caña pero con el tiempo se rompe, no sirve para estructura", menciona un tallerista. Compartir el proceso de entender la importancia de las diagonales y el uso del hormigón en las uniones brindan seguridad y confianza para demostrar que la caña bien utilizada si funciona como estructura. Hacer las paredes de tierra-bareque nos tomó más tiempo y más trabajo físico, gracias a eso la construcción se convirtió en un proceso de consolidación del tejido social y familiar. En el proceso de entramado de cañas (nido) se plantearon diferentes formas de tejer, la idea era hacer visible las posibilidades que da este material, sin embargo para Meche y los vecinos era importante mantener un tejido que les sea más familiar.
Para quienes fueron parte del taller, contar con un certificado de la Universidad Católica que certifica sus aprendizajes significa abrir la posibilidad de futuros trabajos en la construcción y garantiza a quienes les contraten un conocimiento de técnicas como el bareque y caña guadua en estructura, mampostería y ventanerías.
En noviembre del 2017 se entregó la casa, cocina, sala, baño y tres dormitorios. La peluquería en funcionamiento y Meche quedó a cargo de ir subdividiendo el interior según sus necesidades y los recursos que lograba a partir de los ingresos de la peluquería. En la última visita a la casa a inicios del 2019, el interior ya consta de dos dormitorios adicionales manteniendo el sistema constructivo y respetando el diseño de áreas comunales a doble altura.